La ciudadanía, señala Tamayo (2005), es un tipo de identidad urbana, y se define como el conjunto de ciudadanos que forman la membresía de una comunidad política; es decir, la polis.
Al ser miembros de una comunidad, los ciudadanos actúan e interactúan en función de reglas y normas que se establecen jurídicamente, como derechos y obligaciones.
Ciudadanía formal y sustantiva
Por ello, se entiende la ciudadanía como una serie de prácticas culturales, simbólicas, políticas y económicas que definen la cualidad de derechos y obligaciones dentro del Estado. Esto se considera como una ciudadanía formal.
La existencia de derechos y obligaciones no garantiza que se apliquen de manera adecuada en la población. Tamayo habla de ciudadanía sustantiva, aquella que explica el desequilibrio entre Estados-nación y la diversidad de experiencias históricas.
Así la ciudadanía sustantiva es una construcción social, resultado de la oposición, conflicto y lucha entre individuos y grupos por el acceso y control de recursos.
Esta definición de ciudadanía sustantiva enriquece el concepto tradicional de ciudadanía. No sólo se refiere a atributos jurídicos e inamovibles, sino también es producto de narrativas y experiencias que definen y se redefinen en identidades.
Tamayo asume a la ciudadanía como una identidad y, a su vez, ésta se considera factor de cohesión de aquélla.
Qué más es la ciudadanía
A partir de las anteriores consideraciones, podemos decir que la ciudadanía se define como:
- Un espacio donde los individuos se comparan a interpretar su pasado y sus tradiciones;
- se reconocen por un lenguaje universal, en su relación con el mundo (otredad);
- se diferencian entre sí por sus prácticas sociales y por sus conflictos y luchas;
- se comparan también por la interpretación y valoración del presente;
- se reconocen en la construcción de utopías.
Bajo dicho enfoque todos somos un tipo de ciudadano porque hacemos referencias a quiénes somos y quiénes queremos ser.
Ser ciudadano no se refiere sólo al sujeto de derechos que participa en los espacios institucionales de representación, sino que también integra las prácticas sociales y culturales. Un ciudadano participa activamente en la producción de lo social y de lo público, donde no se busca integrarse al sistema político, sino desbordarlo.
Para saber más
M. A. Aguilar, en S. Tamayo y Kathrin Wilder (coords.), Identidades urbanas, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2005.
A. Escobar, Política cultural y cultura política. Una nueva mirada sobre los movimientos sociales latinoamericanos, Bogotá, Taurus, 2001.
M. T. Esquivel Hernández, «Vida cotidiana e identidad», en S. Tamayo y Kathrin Wilder (coords.), Identidades urbanas, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2005.
Ernesto Licona Valencia, Habitar y significar la ciudad, México, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2007.
E. Nivón Bolán, «La política de identidad en los movimientos sociales. El caso de la defensa de la tierra en el oriente de la ciudad de México», en S. Tamayo y Kathrin Wilder (coords.), Identidades urbanas, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2005.
N. Hernández y N. Alcántara, Construcción de ciudadanía en organizaciones sociales: propuesta de un marco analítico, Sociológica, vol. 32, núm. 92, México, UAM-Azcapotzalco, 2017.
C. Santamarina-Vaccari, «Dificultades para la construcción de la ciudadanía en la sociedad de consumo», Liminar, vol. 13, núm. 2, México, San Cristóbal de las Casas, 2015.
Derecho , Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/derecho/
Filosofía, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/licenciaturas/instituto-intercontinental-de-misionologia/filosofia/
Pedagogía, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/licenciaturas/division-de-la-salud/pedagogia/
Ideario, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/nosotros/ideario/