No todos los estudiantes son iguales; no tienen los mismos gustos, ni metas, ni deseos, ni la misma perspectiva del futuro y de la vida. Cada estudiante es único.
Sin embargo, en los centros de enseñanza, en las aulas, se persiguen los mismos objetivos para todo el grupo y se exige un mismo ritmo de aprendizaje.
En el caso de la enseñanza de lenguas extranjeras, se debe considerar que no todos los estudiantes que estudian un idioma tienen las mismas necesidades, motivaciones y habilidades.
Algunos estudian un idioma por exigencia de la escuela o porque es un requisito para obtener el título profesional o algunos tal vez tengan conciencia de que el aprendizaje de una lengua extranjera es una herramienta necesaria en su desarrollo profesional y demuestren un genuino interés.
Lo cierto es que, en la actualidad, los estudiantes estarán mejor preparados si dominan uno o más idiomas, por lo que el aprendizaje en autonomía abrirá un gran abanico de oportunidades para que el estudiante profundice y avance en su aprendizaje a su propio ritmo.
En este sentido, el Instituto Cervantes define la autonomía del aprendizaje como:
«La capacidad que desarrolla el alumno para organizar su propio proceso de aprendizaje. A diferencia de la autonomía, de carácter espontáneo e inconsciente, que cada persona puede ejercer en la vida cotidiana, la autonomía en el aprendizaje es intencional, consciente, explícita y analítica. Su ejercicio implica la determinación del aprendiente de ser responsable y de tomar decisiones personales sobre su aprendizaje, así como la voluntad de participar, junto con el docente, en la negociación de los siguientes aspectos: la identificación de las propias necesidades de aprendizaje y la definición de sus objetivos; la planificación de las clases; la selección de los contenidos y el establecimiento de su secuenciación; la selección de los materiales didácticos adecuados; el entrenamiento en el uso de técnicas y estrategias varias, pero muy especialmente las de aprendizaje y las metacognitivas; y, finalmente, la realización de la autoevaluación».[1]
El estudiante debe estar motivado y ser consciente de qué y cómo quiere aprender, de cuáles son los objetivos que quiere alcanzar y debe establecer un tiempo límite para lograrlo.
Un alumno que tiene metas por lograr y una motivación profunda, será un estudiante que buscará alternativas que lo llevarán por el camino de la autonomía del aprendizaje y de la excelencia académica.
El alumno autónomo será más reflexivo e independiente, progresará por sí mismo y alcanzará mayor confianza en sus conocimientos y en su proceso de aprendizaje.
Quizás no sea tarea fácil ser un estudiante que logre aprender en autonomía, aunque no es imposible. Dar el primer paso es lo más importante.
Ponte aprueba e identifica las necesidades que tienes y establece objetivos claros y asequibles. Será el inicio de un largo camino, pero con toda seguridad, obtendrás excelentes resultados y una nueva experiencia de aprendizaje.
Para saber más
Lenguas extranjeras, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/lenguas-extranjeras/
Intercambio Académico, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/intercambio-academico/
Licenciatura en Traducción, localización e interpretación, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/traduccion-localizacion-interpretacion/
Diplomado en Traducción Especializada, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/traduccion/diplomado-en-traduccion-especializada-e-interpretacion-profesional/
Luis Fernández, «La localización y la traducción, parecidas sin ser iguales», Blog UIC. Disponible en https://www.4uic.mx/la-localizacion-y-la-traduccion-uic/
Angélica Ramírez, “Traducción, identidad y cultura”, Blog UIC. Disponible en https://www.4uic.mx/traduccion-identidad-y-cultura/
[1] https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/autonomia.htm