La arquitectura vernácula no sigue los ciclos de la moda. Es casi inmutable, inmejorable, dado que sirve su propósito a la perfección. Por lo general, el origen de las formas de la edificación indígena y los métodos de construcción, se han perdido en el pasado.
Bernard Rudofsky
El término “vernáculo” (del latín vernaculus: doméstico, nacido en la propia casa) suele emplearse de manera habitual en referencia a la lengua propia de un lugar, conocida como lengua vernácula. En cambio, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a la arquitectura vernácula?
Por extensión, podríamos decir que se trata de la arquitectura propia de un lugar, aquella desarrollada a lo largo del tiempo por los habitantes de una determinada región para satisfacer sus necesidades.
Sin embargo, dicho planteamiento suele caer en la dicotomía de enfrentar lo vernáculo a lo académico, asociando la arquitectura vernácula con la vivienda popular o la autoconstrucción, y relegándola, de este modo, a la categoría de arquitectura menor.
Manifestación vernácula
El creciente interés por parte de muchos profesionales de la arquitectura hacia las manifestaciones vernáculas demuestra que, más allá de lecciones formales o técnicas, se trata de complejas expresiones sociales y culturales que merecen ser reconocidas y estudiadas, así como protegidas como parte de nuestro patrimonio.
La arquitectura vernácula surge de la capacidad de una comunidad de generar soluciones —extraordinariamente adaptadas al medio— frente a las exigencias diarias, tanto comunales, como individuales; o bien, como define el profesor Antonio Fernández Alba (1990), “un auténtico sistema que procede del cuerpo de los hombres que habitan los lugares diseñados”.
Esta realidad fue reconocida, finalmente, por parte del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés) en su Carta del Patrimonio Vernáculo Construido de 1999, como la “expresión de identidad de una comunidad, el valor del modo natural y tradicional en que han producido su propio hábitat, y el cómo forman parte integral del paisaje cultural”.
Por estas razones, el conocimiento y el análisis de dichas arquitecturas, muchas veces olvidadas, se convierte, para los arquitectos, en una poderosa herramienta al momento de acercarnos a la realidad social, cultural y ambiental de un determinado ámbito, frente a la elaboración de un proyecto.
Para saber más
Licenciatura en Arquitectura, Universidad Intercontinental.
Certificación de edificios sustentables, Universidad Intercontinental.
Diplomado en línea: Aseguramiento y Control de Calidad. Universidad Intercontinental.
Licenciatura en Diseño Gráfico, Universidad Intercontinental.
Jorge Páez, El diseño de mobiliario, y equipamiento integral como herramientas para definir el espacio (primera parte), Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/el-diseno-de-mobiliario-y-equipamiento-integral-como-herramientas-para-definir-del-espacio-primera-parte/
Irma Lozada, “BIM, lo último en tecnología para la arquitectura”, Blog UIC. Disponible en https://www.4uic.mx/bim-lo-ultimo-tecnologia-la-arquitectura/
Abril López, “Arquitectura con orientación social”, Blog UIC. Disponible en https://www.4uic.mx/arquitectura-orientacion-social/