Hoy es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Ser adolescente es correr hacia el futuro con el corazón roto. Es arrancarse la piel infantil para quedar en carne viva, hasta que la epidermis se renueva en un doloroso proceso. Y es estar cerca del suicidio adolescente.
Muchos adolescentes viven buscando su identidad y pertenencia en un ámbito de relativa libertad, aún anclado a sus padres.
Son jóvenes inmersos en una atmósfera de competencia, desamor, alcohol, drogas y acoso permanente. Cada instante deben probar su personalidad y aprendizajes, para afrontar su mayor reto: sobrevivir el paso por la tormenta.
Con la muerte de un adolescente muere también un proyecto, una vida que debía seguir su curso hasta su consolidación.
Adolescente suicida y suicida adolescente
Esperanza Márquez Tost distingue entre el adolescente suicida y el suicida adolescente:
“El primero es aquel joven patológico que a toda costa desea terminar con su vida, desea la muerte, la busca y muchas veces la consigue. El segundo es el suicida imaginario que se recrea con la fantasía de la muerte, piensa que no es tan malo querer morir, ya que todo el mundo muere y algunos, incluso, imaginan cómo morir. En momentos de tristeza, vivir les resulta doloroso y recrear la muerte los ayuda, la buscan para vivir.”
Los padres de adolescentes
Tras dar una primera impresión diagnóstica a los padres de pacientes adolescentes, su pregunta recurrente es ¿qué podemos hacer?
Los adolescentes generan un universo paralelo al de los adultos, en el que rigen otras reglas y otros intereses.
Esto es propio de su desarrollo. Requieren salir de sus casas para crear lazos sociales con los pares y encontrar pareja fuera del contexto familiar.
Están impulsados a crear un mundo diferente del de sus padres e iniciar una historia independiente de ellos.
La fundación de ese otro lugar se hace con la inexperiencia, la intensidad y la impulsividad características de la adolescencia. Así, siempre es un territorio de riesgo. Necesario para un óptimo desarrollo, pero de riesgo.
Una montaña que escalar
En tal sentido, me gusta la metáfora del alpinista, que suelo utilizar con los adolescentes.
Les planteo el reto: tienen frente a sí una gran montaña, que deben subir. Y sólo pueden portar una maleta para enfrentar los reveses que implica escalarla.
La montaña —agrego— es su etapa adolescente y deben evaluar los recursos para superarla y elegir lo básico para utilizarlo cada día.
En general, los adolescentes requieren recursos socioemocionales para enfrentar las situaciones tan variantes con las que se encuentran. Pero la inquietud que provocan sus problemas impulsa a los adultos a hacer sistemas complejos de prevención e intervención.
El suicidio adolescente no es opción
Para muchos, el suicidio es una opción. Por lo tanto, es esencial que los adolescentes tengan claro que lo es, pero que una vez que se comete, no hay vuelta atrás. Y ya no tendrán la alternativa de beneficiarse de los cambios que provoque.
No tenemos que alejarlos del suicidio. Debemos darles los medios para aferrarse a la vida, para que desarrollen la paciencia y sepan que cualquier problema acabará en un momento no muy lejano.
Debemos hacerlos saber que todo pasa y que las adversidades llevan a desarrollar habilidades y talentos que se traducirán en gratificaciones.
¿Qué debemos hacer con los adolescentes?
Estar presentes, atentos y escucharlos sin prejuicios. Dar nuestro tiempo y hospitalidad a sus malestares, a sus sueños, a lo que crean día a día.
Sobre todo, impulsar el desarrollo de sus talentos, donde radica la fuerza de la adolescencia. Los talentos son el ancla a la vida y la vía para proyectar en el mundo su riqueza interior.
De nada sirve asustarse, salvo para huir.
Luego, la pregunta no es qué vamos a hacer con los adolescentes, sino qué vamos a hacer por los adolescentes.
Para saber más
Clínicas de la Salud, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/servicios/clinicas-la-salud/
Y. Harari, Sapiens: una breve historia de la humanidad, Barcelona, Debate, 2014.
E. Márquez, «El suicidio de los adolescentes», en M. E. Melgoza (coord.), Adolescencia: Espejo de la sociedad actual, Argentina, Lumen, 2002, pp. 106-118.
A. K. Przybylski, K. Murayama, C. R. DeHaan y V. Gladwell, «Motivational, emotional, and behavioral correlates of fear of missing out», Computers in Human Behavior, 29 (4), 2013, pp. 1841-1848.